
Si el afectado o el que está viviendo bajo ese martirio eres tú, pues tú eres el único responsable de trabajar en ello para sanarlo y liberarlo.
La mayoría de nosotros crecimos en un mundo de victimismo donde todo mundo es responsable de lo que pasa en nuestras vidas. Donde es más fácil culpar y señalar a otros, que tomar la responsabilidad total de lo que estamos viviendo.
Cuando aprendemos a aceptar que depende de nosotros la forma en que reaccionamos ante los diversos acontecimientos, el valor que le damos a las cosas o a las personas y la forma en que solucionamos las situaciones, vamos retomando nuestro poder interno, quitándolo de las manos de aquellos en quien lo depositamos.
Nuestro poder es tan grande, que te puede ayudar a romper todas esas creencias limitantes con las que creciste. No importa qué programación te hayan puesto tus padres, tu entorno, tu cultura o la sociedad en general. Analiza con detenimiento y cuestiónate si el actuar basado en ese sistema de creencias te ha servido para ser feliz. Si te la pasas deseando tener una vida diferente, pero sigues haciendo las cosas de la misma manera o simplemente estás esperando o deseando que algo cambie, y la suerte no está de tu parte; es momento de hacer cambios y empezar a reconocer tu grandeza y retomar lo que te pertenece. Para ello, antes que nada, debes de tener la intención firme y clara de los cambios que deseas ver en ti. Una vez puesta la intención, todo fluye en perfección.
Piensa en todo aquello por lo que te sientes infeliz; eso por lo que te quejas constantemente. Escríbelo en un papel con lujo de detalles; una vez hecho esto, despídete de esa etapa de tu vida con gratitud, ya que aunque difícil, te deja una gran enseñanza y quémalo. A partir de ese momento debes dejar de quejarte o culpar a los demás. Sé muy selectivo con las palabras que uses ya que éstas, tienen poder y a partir de ahora lo debes utilizar de manera sabia y positiva si deseas tener una vida de bienestar.
La parte siguiente es vital, ya que deberás vivir tu proceso de perdón hacia ti mismo por haber dado vida a toda esa negatividad, haciendo a su vez, paz con tu ser interno para lograr una comunión sagrada. Una vez sanado, liberado y perdonado, detente por un instante a pensar lo que deseas, la vida que quieres, lo que te gustaría crear y anótalo con todos los detalles. Escribe en tiempo presente, como si ya fuera una realidad. Una vez realizado esto, lo deberás leer al menos dos veces al día por un mínimo de 7 semanas; visualizándolo con infinita gratitud; pero recuerda, nada de negativismo, ya no hay a quien culpar.